La GSRX revolucionó el mercado de las motos a mediados de los ’80: por primera vez una moto que se podía conseguir en un concesionario contaba con prestaciones prácticamente iguales a las de una moto de competencia: mecánica, técnica, estética, en fin, espíritu de carreras en un bólido que se podía comprar en una tienda.
El motor es un tetracilíndrico de 1000 cc con refrigeración líquida con una potencia de 180 CV que es capaz de acelerar hasta 290 km/h.
Su precio, 15.736 euros.
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